15/10/17

Manipulaciones y errores acerca de la lengua leonesa. PARTE III: los increíbles mapas menguantes

Cuando Menéndez Pidal escribió El dialecto leonés en 1906, jamás se imaginó a qué punto se iban a dar vueltas a todas y cada una de sus palabras. Hoy voy a tratar el tema de los mapas de la lengua, un aspecto del que casi nadie ha querido reparar, y que parecen competir en reducir el ámbito leonés edición tras edición.

En 1928, en una enciclopedia española se publicaba el siguiente mapa sobre las lenguas y dialectos españoles. Con más o menos fortuna, remarcaba dos cuestiones básicas: por una parte la extensión del leonés desde un punto de vista histórico, y por otro la separación existente entre asturiano y leonés, dejando el concepto de extremeño a una modalidad del castellano. Seguía en esencia lo trazado por Pidal.


Con el tiempo, comenzó a establecerse el criterio de que los mapas de las lenguas vivas deberían reflejar las zonas de su uso, especialmente en aquellas minorizadas. En tal sentido, se llegó a presentar este mapa, que fue uno de los más difundidos por años en internet, y que pretendía recoger las líneas de Pidal aunque recortando sustancialmente la idea original.


A partir de entonces se han trazado diversas cartografías para delimitar en un papel la extensión geográfica de una lengua, partiendo de tres premisas:
  1. Ámbito geográfico: el marco geográfico es uno, que incluye Asturias, País Leonés y Miranda del Douro, y a ese conjunto se denomina astur-leonés o asturiano-leonés u otros calificativos donde el término astur aparezca de un modo u otro.
  2. Criterio de vitalidad: se consideran solo las zonas donde se mantiene como lengua vehicular, es decir, como uso de comunicación al menos en el ámbito familiar o círculos próximos. Por lo tanto se desprecian cualquier otro territorio aunque tenga presencia de la lengua a nivel léxico, toponímico o incluso con algún elemento gramatical.
  3. Principio étnico de la lengua: el leonés, ahora astur-leonés, es una evolución del latín producida por los primitivos astures tras la caída del imperio romano. Esto último no es apreciable en los mapas, pero sí la argumentación que se ve al consultar biliografía.
Siguiendo estas máximas, recojo algunos de los que creo más representativos:


En esencia son prácticamente calcos los unos de los otros. Dado sus carácteres de "anónimos", y no aportando las fuentes sobre las que se basan los mapas anteriores, consideraré otros dos más que me parecen claves para entender el conjunto:


Este mapa, titulado "dominio lingüístico ástur" fue elaborado por Xosé Lluis García Arias, catedrático de la Universidad de Oviedo y ex presidente de la Academia de la Llingua Asturiana. Pretende establecer unos límites históricos y a la vez recoger las zonas donde mantiene vitalidad. El límite oriental se fija en el Esla, mientras que el del sur se fija en el Duero, permitiendo únicamente el caso salmantino de el Rebollar denominándolo "leonés extremado".


Este otro es de los más recientes y que más difusión ha alcanzado gracias a la wikipedia. Parte de los datos obtenidos en las publicaciones de la ALA llamados estudios sociolingüísticos hechos en Asturias, Llión, Zamora y Miranda. Dichos trabajos arrojaban una serie de cifras de hablantes en función de encuestas. Es quizás el que mejor refleje el espíritu de que los mapas recogen exclusivamente la vitalidad del idioma como criterio, pues llega a indicar zonas donde la lengua murió en el siglo XX, aunque esto último no aparezca como dato en ninguno de ellos.

El falso criterio de la vitalidad

Para denominar la vitalidad de la lengua leonesa se ha utilizado la expresión, demasiado manida, de  "zona falante". ¿Y qué es una zona falante? Debiera ser una zona en que la utilización del leonés debería ser común y frecuente cuanto menos en lo familiar. Ahora bien, y esto sonará muy polémico pero es la realidad, no hay un solo lugar en que se hable solo y exclusivamente leonés sin tener algunas referencias del castellano, y en el caso del leonés no son escasas. Tal afirmación es extensiva incluso a lenguas tan consolidadas a nivel administrativo, educativo y académico como el catalán, el gallego o el vasco. Idem en el caso del mirandés respecto al portugués. 

El dato que más llama la atención es que toda Asturias dispone de una vitalidad de la lengua asturiana más que sorprendente, incluso las ciudades como Ouviéu, Xixón o Avilés son recogidas con percentiles poblacionales idénticos a lugares como Riellu o Trueitas. Estaríamos hablando de nada menos que 62.000 hablantes de asturiano (calculando tan solo el percentil mínimo del 10%). Difícilmente podríamos decir que cualquiera de los núcleos urbanos anteriores son "zonas falantes", en el caso más optimista serían calificadas de zonas de uso léxico y/o gramatical.

Demos la vuelta a la cosa e imaginemos un lugar en que se dice "las casas son d'este xeitu", o se refieren a sus lugares tradicionales como Fonte MildeusCousu... es Ayoó de Vidriales, que no aparece en ninguno de los mapas anteriores. Pongamos otro lugar donde se oigan cosas como geladafato y foceras y que tenga en su toponimia La PiniellaLlera o Llascarones. Es Prioro, otro lugar no recogido en mapa lingüístico alguno. Ejemplos como estos los hay a decenas por toda la geografía leonesa, todos contrastados en bibliografías y encuestas de campo personales. La bibliografía autorizada nos habla del leonés en la provincia de Salamanca:


en la provincia de Zamora:


Y por supuesto en multitud de zonas de la provincia de Llión tampoco incluidas en los mapas:


Y si lo plasmáramos en un mapa coloreando tan solo los puntos de estas biliografías, veríamos lugares que están siempre ajenos a la cartografía lingüística tradicional respecto del leonés:


La extrañeza ante este desprecio territorial aumenta si se tiene un cierto manejo en trabajos de investigación acerca de la lengua leonesa: el libro El habla de Villacidayo (1966) es considerado clave en el estudio de la lengua leonesa, y referenciado en decenas de obras y trabajos. Otra de las grandes referencias en cuanto al leonés desde un punto de vista histórico es la documentación histórica del Monasterio de Safagún (Sahagún actualmente) con todos sus textos escritos en leonés imprescindibles para comprender la lengua leonesa durante el Reino de León. Miremos donde está localizado geográficamente y preguntémonos por qué ni siquiera se considera a la hora de trazar ese mapa con base histórica que hiciera García Arias.

Desconocimiento de la realidad leonesa

La clave está en el gran desconocimiento de la realidad leonesa, tan solo atisban generalidades y asumen hechos consumados. Puede servirnos de ejemplo esta anécdota: en el libro La formación histórica de la lengua asturiana de Xulio Viejo (pag 94 y 95) se afirma lo que sigue de la actual localidad de Cacabelos: "nótese que el viejo topónimo Bergidum  (...) conservó hasta hoy una doble solución en su topónimo: la oficial y gallega Cacabelos y la asturiano-leonesa Cacabiel.los". En página posterior reincide en esa denominación que jamás sucedió en época alguna respecto a la villa del Cúa. Aunque el topónimo Cacabiellos sí que está presente en varias partes que quedan fuera de estos mapas como Portilla de la Reina.

En cuanto al empecinamiento a la hora de fijar una frontera ineludible en el Esla y el Duero se argumenta no bajo la filología, sino a través de aseveraciones de raíces más bien inciertas con mezclas de criterios históricos en ocasiones muy discutibles. Leamos este fragmento respecto al Esla como frontera:
"las fronteras administrativas antiguas y medievales que pudieran servir de referencia no corresponden con la distribución geográfica de los fenómenos lingüísticos característicos. De hecho, hoy, y desde hace alguno siglos, los rasgos astur-leoneses son meramente testimoniales al este del Esla, en la mitad oriental de las provincias de León y Zamora, región inequívocamente castellana desde este punto de vista" (La formación histórica de la lengua asturiana, pag 26).
Y esto otro acerca del Duero (idem pag 24 y 25):
"Tendrían que diferenciarse las tierras al norte del Duero o colindantes con este río de las regiones más meridionales. Las primeras (grosso modo Asturias, León, noroeste de Zamora y Miranda) integraron bajo el Imperio Romano el llamado Conventum Asturum (...) la leonesización lingüística de estas tierras puede que jamás pasara de un nivel superfluo, siendo relativamente pronto matizada o desalojada por la influencia castellana".
En este mismo trabajo, las referencias históricas toman a veces de punto de partida a catedráticos tan polémicos como el vallisoletano Julio Valdeón para ejemplificar la hegemonía de lo castellano en el centro peninsular (véase este artículo del catedrático para comprender su nivel ideológico http://www.partidocastellano.org/2017/07/11/castilla-y-lo-castellano-julio-valdeon-baruqye-universidad-de-valladolid-18092001/). Hasta admite la denostada teoría del despoblamiento en el sur del Duero, algo que tanto la historia como la filología han probado como falso o en el mejor de los casos muy matizable.

En resumen, los mapas que apreciamos más comunmente tanto en internet como en algunas publicaciones, pretenden apuntar a una realidad de vitalidad que sin embargo es fluctuante en función de criterios geográficos más que subjetivos. Por lo tanto, cuando veamos un mapa de la lengua leonesa, y sea tan estricto con lo leonés pero tan amplio para lo demás...sospechemos de su falta de rigor, pues no todos aplican las reglas de igual modo ni con igual intención.


No hay comentarios:

Publicar un comentario